By Pablo García-Ramos

De un tiempo a esta parte los gallegos nos hemos vuelto rematadamente carnívoros. Uno de los factores que propició esta nueva situación ha sido el retorno de nuestros emigrantes que cruzaron el charco a la Argentina en busca de fortuna. De allí importaron el gusto por los asados de carne, lo que denominamos “churrasco”, plato que ha llegado para instalarse en nuestra gastronomía y sacudir ferozmente el paradigma del menú gallego, pasando de la cocción al asado sin darnos cuenta. Tenemos pues, que el popular churrasco se ha convertido en una de las referencias gastronómicas más valoradas por los gallegos compitiendo duramente con el caldo de grelos, las filloas o el cocido, emblemas hasta hoy de nuestra sabia dieta. Por cierto, la proliferación de churrasquerías en cualquier carretera comarcal por pequeña que esta sea, es un elemento digno de estudio sociológico.

Pero bueno, hablando de carnes argentinas con mayúsculas siempre me acuerdo de lo que contaba un amigo que vivió muchos años en la Pampa: el éxito de la carne criolla se basa en cuatro pilares; excelente raza vacuna, abundantes pastos, sabiduría en el despiece y maestría en el asado. En este sentido, La Casona se presenta como parrillada criolla y su carta así lo confirma. Diversos cortes de carne pululan por la imponente parrilla que preside el local imprimiendo carácter al mismo. De entre esos cortes tuve la suerte de probar el solomillo de novillo, el chuletón de buey, el asado de tira y -saltando de corral-, el secreto de cerdo ibérico. En primer lugar hay que alabar el gusto en la elección de la materia prima y el cuidado de sus cortes. Añadiría la excelente parrilla de leña (desconozco si era roble, pero puedo asegurar que desprendía aromas nobles). Para ser verdaderamente francos, diré que algún corte estaba un poco duro, especialmente el chuletón de buey del que siempre esperas cierta untuosidad. En su descargo añadiré que las tres de la tarde es una hora complicada en la que deben salir todas las comandas, debido a lo cual los tiempos de permanencia en la parrilla se ven alterados. El resto de las carnes, simplemente soberbias.

Destacar el óptimo aprovechamiento de la brasa donde también acuden morcillas (una maravilla la dulce), chorizos criollos, mollejas, riñones, pimientos morrones, tomates, provolone,…. Completa su carta con platos de pastas diversas y entrantes argentinos que incorporan algunos productos locales.

Bodega. Tienen una correcta selección de vinos. A los habituales crianzas de la Rioja, Ribera del Duero y DO gallegas, añaden –no podía ser de otra manera- varias referencias de caldos argentinos y uruguayos. También encontramos reservas, reservas especiales y grandes reservas de la Rioja destinados a bolsillos más poderosos.

En nuestro caso despachamos una botella de Elisa Bianchi, un cabernet sauvignon argentino. El vino lo definiría un porteño de la siguiente manera: “vos sabés, son vinos altos en tanino, con un paladar resio y duro, con marcada asidez y asperesa, tal y tal”. Pero, bueno, muy apropiado para la ocasión.

Postres. Repostería casera muy argentina: Panqueque (filloa) con dulce de leche, Tiramisú, etc. (Los helados fantasmikos que aparecen en la factura, fueron petición expresa de mis hijos. Por el nombre, parecen una buena manera de rematar una comida argentina).

Sugerencia. Las empanadillas criollas de carne pasadas por la sartén (quizá mal acostumbrado a las que cuecen en el horno) deliciosas.

Recomendación. Como guarnición mejor olvidarse de las patatas fritas y aprovechar las patatas que asan enteras a la brasa y sirven con mantequilla. Otra opción son los boniatos.

Instalaciones. La proximidad de la parrilla aporta calidez al local. La decoración sencilla con muchas referencias a la cultura argentina (Gardel, gauchos,..). De sus paredes cuelgan una serie de dibujos que ilustran ese gran libro de la literatura argentina: “Martín Fierro”, un clásico popular situado en la misma esfera que nuestro Poema de Mío Cid.

Servicio: Correcto y sin hacerse notar, cosa que se agradece en tiempos donde los palizas han desembarcado en las salas de hostelería.

Ficha:

Avda. de la Habana, 22 (enfrente de la polideportiva de Riazor)
Telf. 981 144 414
La Coruña
Dispone de otro local en la Avda. de Labañou, 4, con privilegiadas vistas al paseo marítimo

Web: Elegante y sencilla página: http://www.parrilladalacasona.com/

Precio: Pibe, adjunto la nota.