By Pablo García-Ramos Macho
El club de fumadores de la Cava Viñales sigue programando actividades donde el cigarro es el protagonista pero casi siempre está acompañando o presentando nuevos placeres para el disfrute del hedonista fumador.
En esta ocasión tuvimos la oportunidad de probar un aceite único cuyos responsables son, además, coruñeses. La historia de Isbilya la escriben dos hermanos licenciados universitarios, sin experiencia en temas olivareros, que se embarcaron en la aventura de elaborar un aceite único.
Una finca en Aljarafe (Sevilla) propiedad de la familia paterna fue la excusa para que estos emprendedores se hayan reciclado hasta convertirse en empresarios aceiteros. Eran tierras dedicadas al cultivo de la aceituna pero los hermanos Teresa y Ángel Martínez Marini le dieron un giro de ciento ochenta grados y se arriesgaron a producir un aceite exclusivo elaborado con una varietal llamada Sikitita, fruto de un cruce por polinización natural entre la variedad arbequina y picual. Para darnos cuenta de la excepcionalidad de esta aceituna, hay que decir que en el mundo sólo hay 120 hectáreas plantadas de esta variedad, de las cuales 8 ha se cultivan en la finca El Nogal donde crecen los olivos de Isbilya. La particularidad es que son los primeros en lanzar al mercado y comercializar este aceite.
Isbilya (así llamaban a la ciudad hispalense los musulmanes en el siglo VIII) da nombre a este prodigio de sabor que trata de posicionarse en la gama alta de los aceites de oliva, tanto por calidad como por precio.
Hay varios aspectos que hacen único este producto. La recogida de la aceituna se realiza en octubre y siempre de noche para conservar la temperatura del fruto. Esta temprana recolección y el breve batido a la que se somete en la almazara inmediatamente después de la recolección, destapan las especiales virtudes organolépticas de este Aceite de Oliva Virgen Extra. De color inequívocamente verde, en las notas de cata aparecen olores a fruta, a hojas y hierba. En boca tiene una acidez muy equilibrada y un final levemente picante que lo hace más personal.
Para resaltar las virtudes de este nuevo producto, el joven y prometedor cocinero Chisco Jiménez de Llano, chef y factótum de Culuca, puso su sabiduría al servicio de Isbilya. Un menú con seis entradas y dos postres donde el aceite de Isbilya apareció como principal potenciador de sabores. Empezó con Aceitunas con gel de vermut y aceite, cecina “el capricho” con aceite, tartar de xarda con manzana verde y sobre rodaja de lima, Tosta de sardina escabechada, Tomate confitado con queso San Simón y aceite (Premio de tapas Picadillo 2012), Steak Tartar de ternera gallega, Tarta de queso y lima y Piña con aliño de miel, menta y aceite.
El remate final, como no podía ser de otra manera tratándose del Club de Fumadores Viñales, lo puso un cigarro habano. En esta ocasión el H. Upmann Magnum 46, una corona gorda de impecable capa en la excelente línea de la tabaquera cubana. Un puro espléndido, añejado, olor a madera y con una fortaleza que va de suave a media. Destacar el primer tercio del cigarro por sabor y combustión.
Agradecer por último, la infatigable tarea de dinamización que lleva a cabo Ariel Machado y los socios en el Club de Fumadores Viñales.
Aceite Isbilya
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