Post y fotografías by Gerardo Andrés (El blog: «Qué bello es vivir»  La galería: http://www.flickr.com/photos/gerkraus/ Facebook: https://www.facebook.com/Gerkraus)

Cal Pinxo buen yantar en la ciudad Condal

Hoy por primera vez tengo el privilegio de colaborar en este sitio de reconocido prestigio donde su mentor, Federico Poncet, ofrece a menudo sus experiencias gastronómicas sobre el arte del buen yantar. «Fede», para los amigos, suele ofrecernos la posibilidad de viajar en compañía de buenas viandas en el territorio coruñés y gallego en general pero en ocasiones concede su paladar y pluma a otros establecimientos de la geografía española.

Cal Pinxo buen yantar en la ciudad Condal

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Hoy nos vamos hasta Barcelona, capital mediterránea por excelencia y que como puerto de mar ofrece una buena oferta de establecimientos de comida marinera y en general con reminiscencias a esa multitud de tesoros gastronómicos que se encuentran bajo las cálidas aguas de la costa catalana.

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Hablar de «Cal Pinxo» es sin lugar a dudas hablar de uno de los restaurantes más afamados de la ciudad Condal, destacando sobremanera por esa cocina marinera de la que os hablaba antes, una cocina tradicional y sin estridencias; el prestigio no se labra en cuatro días y por eso las cinco décadas que avalan el trabajo de este local, dan buena cuenta del porqué una fama tan bien merecida.

El comer y disfrutar de esas exquisiteces que tantas veces nos damos como capricho, no son exclusividad de lo que finalmente acaba saboreando nuestro paladar, es un todo en el que se conjugan diferentes aspectos que sin duda pueden sumar o restar en dicha experiencia. Nuestro protagonista de hoy cuenta con una ventaja considerable para ponernos en situación y es su privilegiada ubicación; situado en primera línea de mar en el barrio de la Barceloneta, nuestros sentidos de algún modo ya se preparan para el festín con la simple vista de esa arena y ese mar accesibles desde las ventanas de los dos luminosos comedores, y echar así a volar la imaginación pensando en  la orgía de olores y sabores que pueden intuirse con una simple mirada a su selecta carta. Estaremos de acuerdo en que el paisaje no sacia el apetito, pero sin duda  ayuda a percibir y disfrutar de las viandas con más alegría y predisposición.

Habíamos reservado mesa para las 14:00 y como amante de la puntualidad, allí estábamos a dicha hora, listos para dejarnos seducir y disfrutar de lo que la cocina de “Cal Pinxo” iba a ofrecernos. Nos recibió Antonio, quién en todo momento estuvo pendiente de nosotros y de que todo fuera de nuestro agrado,  todo ello con un trato, cordial, afable y por supuesto lleno de  profesionalidad.

Cuenta este restaurante con una espaciosa terraza casi a pie de playa y con capacidad para un buen número de comensales sin embargo hacía algo de viento y preferimos comer dentro.

En la planta baja se encuentran  la recepción y la cocina, visible esta última, a través de una gran cristalera y en el primer y segundo piso encontramos los dos comedores amplios y diáfanos. En la decoración predomina por encima de todo el azul, un azul celeste que da alegría y confiere al lugar parte de ese aire marinero  del que os estoy hablando. Y así, nos sentamos  pues en una de esas mesas con vistas al mar y a la playa donde a estas alturas del año, primeros de Octubre, todavía había un importante número de bañistas y gente disfrutando del sol.

No llevábamos una idea preconcebida sobre que íbamos a comer pero enseguida nos sobró cualquier tipo de cábala,  nuestro anfitrión Antonio, se ofreció a sugerirnos un menú y nos pareció estupendo.

No somos grandes bebedores, sobre todo de vino, así pues una caña y un agua mineral con gas (ésta para mí) fueron nuestros compañeros de travesía a la hora de refrescar nuestra garganta cuando la ocasión lo requería.

Unas hermosas y aliñadas aceitunas sirvieron para empezar a tomar conciencia de lo que iba a llegar en breve.

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En primer lugar tuvimos un «mix» de frituras de mar acompañadas de una ensalada que siempre conjuga bien con estas pequeñas delicias. La fritura estaba formada por buñuelos de bacalao, pescaditos fritos y croquetas de marisco. Los buñuelos estaban ricos igual que los pescaditos con ese punto crujiente que hacen más gustosa su comer; pero sin duda la palma se la llevaron las croquetas de marisco, simplemente deliciosas, de intenso sabor pero al mismo tiempo suaves, ¡¡Exquisitas!!

Cal Pinxo buen yantar en la ciudad Condal

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Con el paladar ya a tono pasamos entonces al plato fuerte, dos clásicos que excepcionalmente combinamos a la par, una fideuá y un arroz negro. He de decir que entre mis preferencias  gastronómicos la pasta y los arroces están a la cabeza de mis predilecciones con lo que muy mal se tiene que dar la ocasión para que no disfrute tanto de lo uno como de lo otro. Y así fue, la fideuá exquisita y a la que únicamente por poner un pequeño pero, pero que por otro lado depende los gustos de cada uno lógicamente, es que a mí me gusta el fideo de un calibre más fino, pero esto lo dejamos como una simple anécdota, por lo demás, sabrosísima.

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Y a renglón seguido, «ataqué» el arroz negro,  buenísimo, maravilloso en todo; textura, presencia, sabor…. sin duda lo mejor de esa sinfonía de sabores que estábamos disfrutando, y todo esto quedando pendiente todavía el broche final, el postre.

En “Cal Pinxo” como en cualquier lugar de restauración que se precie, todo lo que uno disfruta, es de elaboración propia y así los postres no iban a ser menos. Llegados a este punto,  la elección para rematar la comida fue tarea ardua entre las diferentes opciones a cada cual más sugerente; finalmente mi acompañante y yo decidimos optar por dos opciones diferentes y compartirlas. Por un lado yo pedí la «Sopa de frutos rojos con helado de yogurt»   y mi pareja «Copa de Maracuyá con gelatina de menta y espuma de coco«; ¿Con cuál me quedaría después de probar ambas? bueno ineludiblemente me quedo con las dos, llenas de frescor y que ayudaban sin duda a que la digestión pareciese más ligera, quizás no tanto en el caso de la sopa de frutos rojos por esa bola de helado, pero que era irresistible no comerse mientras se fundía en la boca con frambuesas, moras y grosellas.

Cal Pinxo buen yantar en la ciudad Condal

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Y hasta aquí llegó nuestro viaje placentero por el territorio de «Cal Pinxo», una experiencia deliciosa y que invita a repetir pero que inequívocamente para todos los que habéis decidido leer esta breve crónica, lo que os queda, es vivir esta experiencia en primera persona, sin duda no os decepcionará.

 

Web del restaurante: restaurante de marisco en Barcelona