Por Natalia Teruel y Federico G. Poncet.
Días pasados y siguiendo los consejos de mi buena amiga Natalia reservamos mesa para cenar en Casa Ponte, una antigua bodega de vinos que aun conserva en su fachada un viejo espejo negro artesano grabado a la antigua usanza con la leyenda “Vinos Casa Ponte”. Ya en el interior su decoración bohemia y sus techos altos hacen que en este acogedor local destaque sobre manera los antiguos y curiosos espejos del brandy Felipe II y del Ron Negrita, las modernas obras al óleo, en su mayoría propiedad del propietario del local Jorge Otero, hacen que sus paredes luzcan un bonito y alegre colorido. «Por cierto, Jorge tiene la muy importante habilidad de hacerte sentir como en casa». En la figura de Jorge podemos destacar su natural simpatía y lo apasionado que es de la buena cocina, te servirá lo que has pedido con encanto y profesionalidad.
¿Que debe tener un local para triunfar? Yo no lo tengo muy claro pero sin duda Casa Ponte lo ha logrado, la gente de La Coruña de toda la vida suele ir, a la vez que lo recomienda a amigos que vienen de visita y aun está que sea una visita relámpago.
Casa Ponte sigue siendo un referente a la hora de elegir sitio de chateo y picoteo, al comprobar el nutrido numero de parroquianos que por allí catan y disfrutan de una interesante selección de bodega y agradable servicio. El picoteo y su original carta de entrantes, tostas, ensaladas y raciones es más que suficiente para hacer de la estancia una degustación agradable y llena de sorpresas. Entiendo que tiene una comida de excelente calidad y a un buen precio. Por lo cual no dudo en recomendar pues tiene un buen servicio de vino, cocina, ambiente y relación calidad precio.
Es un lugar cómodo con comida casera y especialidades que merece la pena probar. Elaboradas por un chef tan modesto como aclamado que innova con una cocina sincera y franca que asume los sabores más inesperados. Este chef conjuga los distintos códigos y reglas de la cocina obteniendo como resultado sorpresas para el paladar. Entradas, primeros platos y postres no aparecen como tales, se trata más bien de pedir múltiples raciones para compartir.
Recomendaciones:
Ver pasar la vida desde la barra o en las mesas altas apoyadas contra el ventanal, incluso cuando el tiempo lo permite se puede disfrutar de una cervecita con patatas bravas en la acera en unos barriles.
Personalmente creo que las tostas de pan negro de queso de Arzua con tomate fresco y champiñones y jamón son una buena combinación. Y que el pollo de crujiente con salsa de miel y mostaza es un plato original para compartir de entrante.
Suele tener varias recomendaciones fuera de carta, en la última ocasión probamos las zamburiñas, los chipirones rellenos y las codornices. Todo rico, rico…
Curiosidades:
¿Cuando ir? Cuando cae la noche, siempre a partir de las 9, tiene todavía más encanto pues puedes disfrutar del buen ambiente (gente guapa y cool).
Los espejos de ron Negrita y el del brandy Felipe II encajan perfectamente en la decoración del local que tiene techos altos y decoración bohemia.
Formas de pago:
Ficha Casa Ponte
Dirección: Juan Florez 95 bajo.
Ciudad: La Coruña 15005.
Región: Galicia
Teléfono: 981 24 99 98
Web: No tiene, debería tenerla.
Correo electrónico: lo desconozco
Persona de contacto: Jorge Otero
Localización: En pleno centro de la ciudad. Pinchar aquí
Vacaciones:
Instalaciones: Las típicas de un sitio de chateo y picoteo, o sea barra, mesas altas y comedor.
Parking: El más cercano es el de la plaza de Vigo.
Servicios: Chateo y picoteo en barra, mesa altas y bajas en comedor.
Precio: Adjunto factura y carta que sirva como referencia, la cuenta no debería pasar 30 euros.
Mejoras: Como viene siendo habitual este espacio nunca queda en blanco «Comentamos los amigos concurrentes que lo único que desentona en el muy buen hacer de la cocina de «Casa Ponte» son sus postres. Entiéndaseme: Son variados y más que aceptables; incluso sabrosos. Pero como vienen precedidos de sabores tan intensos como especiales (tostas, foie, codornices, pollo con miel, daditos de buey…) se quedan algo cortos a la hora de proporcionar una satisfacción completa. Deseando siempre complacer al cliente, atendimos al requerimiento de Jorge y le sugerimos que incorporase a su carta algo más poderoso. Alguna tarta casera de manzana o chocolate servirían para completar una cena perfecta, a la que poner colofón con su estupendo café de pota.»