By Ángel Cobreiro
Una buena forma de cenar o incluso comer es hacerlo a base de picoteo en diversos bares, en casi todos los pueblos y ciudades de España se puede hacer con mayor o menor fortuna, pero lo que sí puedo decir es que la ciudad de Viveiro en La Mariña lucense es un lugar ideal para practicar esa forma de ingesta de alimentos.
Viveiro es una ciudad abierta y sus habitantes son gente aficionada a salir de vinos desde tiempo inmemorial por su casco histórico, si bien hay que decir que en los últimos años se habían cambiado las costumbres y los bares de la ciudad vieja languidecían puesto que tanto lo viveirenses como los turistas y visitantes – que los hay todo el año y muy especialmente en verano y Semana Santa – se habían desplazado a realizar dichas consumiciones a los modernos mesones ubicados en la vecina localidad de Covas, unida inseparablemente a Viveiro a través del Puente de La Misericordia, y que hoy en día no deja de ser la misma población, por cuanto Viveiro creció y se extendió al otro lado del puente, ya que la configuración de la ciudad con el Monte de San Roque a sus espaldas obliga a crecer hacia ese lado. La razón del cambio de hábitos fue dada por que los viejos y tradicionales bares de Viveiro como el Mesón de Pepe (donde empezó su vida laboral como camarero, Javier, el hoy en día encargado del Mesón O’ Bo de la C/ Menéndez Pelayo de La Coruña), El Laurel, Ríos, La Cepa, etc. fueron desapareciendo poco a poco, quedando sólo algunos abiertos en la C/ Zapatería, pero que salvo honrosas excepciones no invitaban a visitarlos, tanto por su deficiente servicio como su no menos deficiente oferta.
Pero esta situación cambió para bien en el año 2.006 con la apertura al público en ese año de la “Vinoteca Los Leones”, sita en la histórica y linajuda “Casa de los Leones”, que tiene su entrada tanto por la C/ Pastor Díaz, que es la calle principal y peatonal de Viveiro en la que se encuentran las buenas tiendas de la localidad, como por la Avda. da Mariña que es la calle que rodea el casco histórico y que tiene las fachadas de sus edificios cerradas con galerías que recuerdan a La Marina de nuestra ciudad. Pues bien, desde ese momento volvió a revivir la hostelería del casco histórico viveirense, abriéndose al público nuevos establecimientos y remozándose algunos de los que no habían llegado a cerrar.
Después de esta introducción paso a comentaros los lugares que visitamos la noche del pasado sábado día 23 de octubre así como las impresiones que sacamos. Iniciamos el recorrido en la antes mencionada “Vinoteca Los Leones”, que por cierto ya recomendó Federico García Poncet en este blog con ocasión de escribir la crítica del Restaurante Nito de Area, allí tomamos unas cañas de cerveza para empezar, muy bien servidas en unas copas alargadas y originales, para posteriormente pedir unos vinos de La Rioja, y tras consultar sobre los que disponían nos decantamos por solicitar un crianza de Izadi que no estaba nada mal. La vinotera está muy bien decorada y atendida por unas camareras de la República Dominicana muy agradables y diligentes que se desviven por atender al cliente y ofrecerle constantemente pinchos variados de una calidad y presentación excelente; estos pinchos son pequeños bocados de empanada, tortilla, revueltos variados, ensaladilla, cócteles de marisco, etc., algunas veces también tienen tapas de cuchara, pero ese día no nos pasaron ninguna, la frecuencia en el ofrecimiento de los pinchos es breve, de forma que puedo decir que pudimos haber tomado 5 ó 6 en esas dos consumiciones que relaté, pero tengo que decir que rechazamos algún ofrecimiento y que si no lo hubiésemos hecho quizás fuesen el doble.
De allí nos trasladamos al “Mesón O Curruncho” que está en la misma C/ Pastor Díaz en dirección a la Plaza de Lugo, allí pedimos una botella de Izadi, por seguir con el mismo vino que habíamos tomado antes y nos ofrecieron de nuevo pinchos constantemente, si bien no de la calidad de los del establecimiento anterior, pero que no dejaban de estar más que pasables. Además pedimos dos raciones de lacón cocido al estilo tradicional de las pulpeiras que estaba muy bien, tanto es así que primero habíamos pedido una y como nos gustó solicitamos el “recunque”. Tengo que decir que en este lugar se pueden degustar raciones variadas entre las que destaca el pulpo. El servicio también es bueno y diligente, además de abundante pues no quiero mentir pero creo que conté cinco camareros diferentes.
Enfrente del “Mesón O Curruncho” se encuentra el llamado “Mesón Imperial” que es un establecimiento remozado y que cambió de dueño hace pocos años, antes si bien se llamaba así era conocido por todos como “El Pelos” sin que esa denominación escondiese peyoración alguna. Tanto uno como otro de los antes indicados mesones tiene instalados barriles en la calle todo el año que hacen la estancia en ellos y la degustación de sus productos muy agradable. Al salir del “Mesón O Curruncho” nos queríamos dirigir al “Mesón Imperial” pero estaba totalmente lleno tanto dentro como fuera, por lo que seguimos por la calle Pastor Díaz en dirección a la Plaza de Lugo y entramos en un establecimiento nuevo (creso que lleva dos semanas escasas abierto al público), una vez en su interiro después de pedir unas copas de vino nos enteramos que era del mismo dueño que el del “Mesón Imperial”, este local es pequeño y un poco agobiante en su interior pero el servicio es bueno y también ofrecen constantemente pinchos variados. Al finalizar la consumición y al pasar por la calle vimos que había un barril exterior libre en el “Mesón Imperial” primigenio y allí nos quedamos pidiéndole al camarero unos vinos y un solomillo de vacuno mayor que nos sirvió troceado y acompañado de patatas fritas y pimientos del piquillo que estaba bien, si bien quizás un poco soso de más, tengo que decir que allí también nos ofrecieron constantemente pinchos variados, si bien sólo tomamos uno antes de servirnos el solomillo y otro al finalizar, que por cierto este último era de queso con membrillo, ideal para postre .
Podríamos haber visitado otros bares de la zona muy recomendables como son “La Fragata” en la misma calle Pastor Díaz o el Normandie en la C/ Zapatería o el “Mesón de Arturo”, pero dada la hora y la abundante ingesta de alimentos preferimos pasar a la copa larga, dirigiéndonos al “Kiev Café” que es un pub situado en la C/ Rosalía de Castro en una casa señorial y que su puerta tiene forma de arco, es un lugar muy agradable y recomendable para tomar un buen gin tonic, yo prefiero el primer piso para degustar la copa. Después de allí tomamos una segunda y última copa en el Pub “La Biblioteca” situado en La Placiña, éste es también un sitio recomendable para tomar una copa.
Bueno esto es todo lo que os puedo contar de una tarde – noche de otoño en Viveiro de vinos, cañas, tapas, raciones y copas, pero sin duda me quedaron muchas cosas por decir y aprovecho para recomendar visitar esa ciudad de La Mariña lucense donde se puede también comer de mesa y mantel en muchos establecimientos recomendables además de visitar sus calles, iglesias y conventos.