Por José Luis Roldan de LLano
Primera visita y con ganas de que no sea la única, a la capital de Escocia situada en las Lowlands (Rías Bajas) de país más al Norte de Gran Bretaña. Cuenta con más de 790 islas regentadas por un clima templado y oceánico generando unos inviernos suaves y veranos templados.
Viven en ella en torno a medio millón de escoceses los cuales disfrutan de una ciudad tranquila con gran ambiente juvenil especialmente en el mes de Agosto donde se celebra el festival Fringe. Este festival surgió cuando 8 compañías teatrales fueron excluidas del Festival Internacional de Edimburgo. Como consecuencia decidieron hacer un festival alternativo (Fringe) que actualmente es el más popular. Existen actuaciones todos los días en diferentes locales de la ciudad, oportunidad para jóvenes y nuevos artistas para demostrar su talento. En la que calle que une el Castillo de Edimburgo con el Parlamento escocés, Royal Mile, es donde cientos de grupos promocionan sus diferentes actuaciones. De visita obligada para cualquier que tenga un mínimo de interés en el festival, en el final del recorrido, se puede disfrutar del parque que está pegado al Holyrood park. En él se puede disfrutar de unas vistas increíbles, por un lado el mencionado Castillo que domina toda la ciudad y por otro el Mar del Norte.
Cuna del golf (orígenes datan del siglo XV cuando los pastores se entretenían dando golpes a los cantos rodados con palos), Edimburgo dispone de seis campos de golf municipales y 28 privados.
Nosotros visitamos uno a 6 millas al sur de la ciudad, Lothianburn Golf Club. Excelentes vistas de la Ciudad y el mar desde los hoyos 3 al 7. Después de la partida decidimos comer en la casa club comida tradicional, destacando las haggis, especial de morcilla escocesa, acompañados de una cerveza de una fábrica de cerveza local.
Si por algo además del Golf es conocida Escocia es el Whisky, a pesar de ser más proclives a otros bebidas espirituosas, nos decidimos a hacer una ruta en bici hasta la única destilería situada en las Lowlands, Glenkinchie.
Fue allí donde consolidamos nuestro conocimiento sobre el proceso de obtención del este Single Malt, gracias a Bill, un guía experimentado que no escatimó en detalles. Desde el malteado, germinación de la cebada, fermentación y finalmente su doble destilación por alambiques cuidadosamente regulados. Finalmente se deja reposar en barricas, americanas o españolas, durante al menos 3 años para que por ley pueda comercializarse como Whisky escocés, sin embargo, esta destilería, lo hace por un mínimo de 10 años. La visita acabó con una cata. Nos permitió apreciar la calidad de este producto y extender nuestro paladar a este destilado que potenció sus ventas en el siglo XIX, gracias a dos eventos, por una parte, se introdujo un nuevo alambique llamado Coffey, que permitía elaborar un whisky más suave y delicado. Por otro lado, la destrucción de toda la producción francesa de vino y de Cognac causa de la Filoxera.
Para los amantes del arte, es de cita obligada, el museo de Arte moderno, que se encuentra en las orillas del rio Leith, con cuadros de Dali, Miró entre otros. Es famosa su cafetería por su terraza en un jardín lleno de flores diferentes y pasteles, tartas y pastas de te elaboradas 100% artesanalmente.
Existen innumerables restaurantes, cafés y pubs para cenar en Edimburgo en lo cuales está terminante prohibido fumar dejando disfrutar de los olores y sabores más libremente, sin embargo, pero me gustaría destacar un par de ellos, All in Bar. Pertenece a una cadena extendida por el resto de Gran Bretaña. A pesar de ser una franquicia el trato es muy bueno, Allie tuvo la paciencia de forzar su cerrado acento del norte para poder entendernos. Techos de 5 metros de alto, en una estancia con poca luz pero amplia, además la calidad de la comida más que aceptable para el precio de la misma. El pastel de Salmón escocés fue el plato principal, amenizado con cerveza local.
Solo faltaba cerrar el día con un excelente combinado y sin quererlo dimos con el sitio adecuado. Caminando a unos 300 m bajamos las escaleras del Tonic. Bar en el cual los dueños disfrutan de lo que hacen, manejan las botellas al puro estilo Tom Cruise en Cocktail, para ofrecer un Gin Tonic con gajo de pomelo, simplemente excelente.
Experiencia muy recomendable para cualquier época del año, pero especialmente, en verano y más concretamente Agosto para poder disfrutar del Festival Fringe.