Por Begoña Gandara

Un clásico que ha padecido en carnes propias los efectos de la ansiada mejora de nuestra comunicación viaria con Madrid: antes era obligado pasar (si no parar) ante su puerta, y ahora hay que salir no sólo de la autovía sino también de la N-VI. No obstante, he comprobado que, a pesar de ello, mantiene un aceptable flujo de clientela, supongo que en parte debido a su fantástica tienda de embutidos. Su breve menú, integrado básicamente por platos locales (cocido maragato, alubias, carnes y fiambres de la casa), resulta agradablemente casero. El pasado septiembre dimos cuenta de una ración de fiambre (degustación de lo que luego puedes comprar), alubias, trucha escabechada y natillas caseras, con un tinto de la tierra (a la oferta de vinos no se le puede pedir mucho más). Y para rematar, asalto a la tienda: no resulta económico, pero merece la pena; si hay que elegir, el lomo es soberbio, pero en el fondo te lo llevarías todo. Además la atención es cordial, y el local sencillo y correcto. Visitarlo en ruta es una buena costumbre.

Por Pablo G-R

Mesón Quiñones siempre ha sido parada obligada en cualquier viaje Coruña-Madrid, o viceversa. Sin embargo, con la irrupción de la ansiada autovía (A-6) -un páramo en el aspecto hostelero-, hace necesario llevar grabada en el GPS la salida más directa a Celada de la Vega (León). El mesón tiene varias peculiaridades según de donde vengas. Si caías en Celada dirección a La Coruña te encontrabas con el primer establecimiento donde servían cerveza Estrella de Galicia. Una singular bienvenida al terruño para el quien vuelve al hogar. De todas formas, seguro que hasta eso ha cambiado gracias a la expansión que está viviendo la emblemática cerveza galega. Si el viajero se dirigía a Madrid y coincidía (o hacía coincidir) la hora de la comida por tierras maragatas, ya podías soltar el volante porque el coche te llevaba directamente a Quiñones.

Pablo en la puerta del Mesón de Quiñones
Fede y Pablo

El menú más apetecible no era el más recomendable para retomar carretera. De primer plato alubias blancas de riñón, huevos fritos con zorza de segundo, y agua o vino con gaseosa para el copiloto. Dieta complicada para digerir en el asiento del coche. Muchos comensales se quedaban enamorados de las alubias y compraban uno o dos kg de estas habichuelas crudas. Al cocinarlas al llegar a casa el resultado era desconsolador y remotamente parecido al plato de Quiñones porque el principal secreto de esas exquisitas alubias está en el refrito con ajo y, ahí está el secreto, el pimentón de León.

Chacinas para llevar

En paradas más breves, se impone picar los salazones y embutidos de cerdo de la casa que aprovecha en su elaboración el magnífico pimentón que manejan por tierras leonesas (hay quien dice que viene de Extremadura). Destacaría sobre los demás la excelente calidad de la cecina y el chorizo, a elegir entre más o menos picante. También despachan un esmerado lomo embuchado al que le falta –para mi gusto- algo más de curación. El jamón serrano se presenta como una alternativa muy apetecible. Son muchos los clientes que para no alargar la parada salen del Mesón con una o dos bolsas con chacinas elaboradas por los responsables de Quiñones.

El local es un comedor castellano de carretera: sobrio y rústico. Una mejora pendiente son los aseos, sobre todo sus accesos que obligan al usuario a salir del comedor y pasar un auténtico túnel de frío hasta alcanzar los baños.

Por Alejandro D. Guimaraens

En la localidad leonesa de Celada de la Vega,  a menos de 3 km. de Astorga y a mitad de camino entre La Coruña y Madrid, se encuentra este famoso restaurante, parada obligatoria para cualquier viajero que transite por la Autovía A-6.

En mi caso, siempre procuro que me coincida con el esperado momento de hacer un descanso  para comer, y así disfrutar de los buenos productos a los que debe su bien merecida fama.

En el mes de septiembre tuve la ocasión de parar dos veces (la primera, viajando hacia Madrid; y la segunda, justo una semana más tarde, volviendo a La Coruña), y en ambas ocasiones el menú que elegimos fue el mismo, sin necesidad de consultar la carta (se acompañan las facturas): de primero, unas alubias blancas que las preparan de rechupete, servidas “a la antigua”, es decir, te dejan la pota con un cucharón en el medio de la mesa… y a trabajar. Por experiencias anteriores ya conocíamos  la generosidad de las raciones, por lo que, pidiendo para uno, comen perfectamente dos comensales, incluyendo “repetición”.

Plato de alubias
Plato de alubias

A continuación, y para ayudar a hacer la digestión de los dos platos de alubias, no hay nada más recomendable que un buen par de huevos fritos con zorza, de esos que, cito textualmente a mi buen amigo Lois Bartolomé, “encienden el pelo.”

 Huevos fritos con patatas y zorza
Huevos fritos con patatas y zorza

De postre, tanto el arroz con leche como la crema catalana es una sabia elección. De todas formas, se dice que más de un parroquiano se mete entre pecho y espalda, a modo de postre,  algunas de las otras especialidades de la casa, como el jamón, el lomo embuchado, la longaniza picante e, incluso, un par de botillos.

Por Begoña Suárez Cobián

Me gustaría destacar el buen trabajo de los camareros y la rapidez del servicio, así como la amabilidad del personal que, detrás de la barra, informa y ayuda a la hora de comprar los magníficos productos del Bierzo que despachan.

Recomiendo parar y disfrutar de este local a cualquier hora del día, independientemente de que sea o no el momento de la comida. Ya sea a media mañana o por la tarde, no se puede dejar pasar la ocasión de degustar un plato con embutidos variados, acompañados con una copita de vino de la tierra.

Además los precios son muy asequibles, pudiendo comer estupendamente dos personas por unos 30,00 euros.

Por Santiago Togores

Desde que era un niño, recuerdo que siempre, o casi siempre, en los viajes a Madrid por carretera,  parar en el Mesón Quiñones, ya sea para comprar unas mantecadas, un lomo, jamón, unas alubias, chorizo o una excelente cecina o si coincidía la hora dar buena cuenta de unas buenas alubias y un buen plato de embutidos del bierzo, para coger fuerzas y seguir camino, por cierto, duro camino, por aquellas angostas carreteras llenas de curvas desde Astorga a La Coruña.

Esta parada era una referencia para muchísimos viajeros de aquella interminable carretera que era la Nacional VI. Realmente ahora, gracias a Dios, el viaje a Madrid es un paseo comparado con aquel “infierno”, donde realmente te jugabas la integridad física en cada una de aquellas curvas de Los Nogales.

Ahora hay que desviarse y salirse de la autovia, pero realmente compensa tomarse un respiro y saborear esos excelentes productos que nos ofrece este clásico de la restauración maragata.

Ángel y Santi

Por Javier Ramírez

Institución de la N VI. Mi primera entrada fue en el año 1964 con mi hermano Manolo, que me descubrio el chorizo blanco y unas habas deliciosas. Aun era poco mas que la barra y el comedor de abajo , me sorprendio y siempre me sorprende la amabilidad y de pequeño siendo la primera parada, fuera de Galicia, el cambio de acento. Creo que es un lugar de parada obligatorio (para mi lo es) para todos aquellos que por Piedrafita salimos de Galicia. Para mi lo es a la ida y si se tercia a la vuelta bien para tomarme algo, que siempre me trae muchos recuerdos, o como bien dice Fede para llenar el maletero con un buen material para tomar con tranquilidad a la vuelta a casa. Lugar entrañable, con unos precios muy asequibles y con buena relacion de calidad. Fede creo que este lugar se merecia nuestro recuerdo, hiciste muy bien en sacarlo a colación.

Javier Ramírez a punto de entrar en el Mesón

Por Ángel Cobreiro

Es un lugar más que recomendable para hacer una parada y tomar al menos un tentempié en un viaje entre La Coruña y Madrid. Allí y según la hora en la que nos pille la parada podemos desde pasar al comedor para degustar la buena oferta de comida sencilla y casera que se nos ofrece en la carta o bien tomar unas raciones de buenos embutidos o chacinas leonesas tanto en el bar como en el comedor. Me parece interesante destacar que el Mesón Quiñones no es un bar de carretera sino que es un bar de pueblo por lo que en la barra del bar hay habitualmente parroquianos de la zona, lo cual corrobora que es un sitio que ofrece una buena calidad a la clientela.

Por último no puedo dejar de recomendar la adquisición de los productos que tienen a la venta para llevar, puesto que el bar funciona también como tienda, y tienen expositores repletos  tanto de exquisitos embutidos de la tierra, como de cecinas, conservas vegetales de pimientos del Bierzo, riquísimas mantecadas de La Malloquina, etc.

Por Lois Bartolome

Ten o mesón de Quiñones un embutido fantástico, pois non. Pero está ben.

Cómese no mesón de Quiñones algo exquisito, pois tampouco ; pero se come ben.

Cando vou a Madrid , á ida ou á volta,  paro no mesón de Quiñones.Morriña

Por Federico G.

Siempre que tengo la oportunidad hago una parada en el Mesón de Quiñones, medalla de bronce al merito turístico, donde degusto su cocina casera y sus embutidos de propia fabricación. Este mesón no deja de ser el despacho de venta de la fábrica de embutido y embuchados de la tierra de León. Las especialidades son el lomo, chorizo, jamón de curación natural, cecina, botillo, lacón y panceta. También hago acopio obligado de provisiones de lomo y chorizo así como de mantecados y hojaldres de Astorga, la miel y el picadillo pueden completar un buen lote de alimentos para surtir la despensa a la espera de otro viaje.

Fede
Fede haciendo acopio de mercancia para la despensa.

Ficha


Mesón Quiñones
24395 Celada de la Vega – Astorga (León)
Carretera Madrid-Coruña, km 320
Salida A-6 (actualmente entre la 318 y la 324)

Aparcamiento a ambos lados de la N-VI

Teléfono: 987 615 599

Fax: 987 602 143

Web: http://www.embutidosquinones.com/ y http://www.elarconleones.com

Localización: