Hoy le toca el turno a un clásico que con su innovación y evolución ha situado la cocina y la restauración de Galicia en lo más alto del panorama nacional e internacional.
Este restaurante que hace unas siete décadas estaba situado en un lugar cercano de la comarca se hizo con el nombre a raíz de estar ubicado en una cuesta y los paisanos del lugar acabaron llamándolo Costiña. Cuando se acercaron a la población mantuvieron el nombre impuesto por la gente del lugar y le añadieron Retiro por estar retirado del centro del núcleo rural. En fin, hoy en día unos le llaman Costiña y otros el Retiro y de ahí que según la forma en que se le llama se distingue a los perdurables clientes de los nuevos. Yo conozco O Retiro Da Costiña desde principio de los años noventa y aun existía la casa de los abuelos convertida a restaurante, hoy en día aunque en la misma finca gozamos de nuevas y remozadas instalaciones.
Tras dar un repaso a la historia de O Retiro Da Costiña decir que en esta agradable casa siempre se premió la cocina, calidad del producto, la amplia bodega, el trato personal y la innovación. Pese a estar en un núcleo rural, la familia nunca se rindió y quiso ejercer de embajador de su tierra natal en los estómagos de los paladares más exigentes, llegando a ser uno de los principales atractivos del lugar.
Metidos en faena os contaré mi última experiencia vivida días pasados en el laureado establecimiento. Como manda la hoja de ruta del buen protocolo fuimos recibidos en la puerta del restaurante e invitados a dar un primer paso visitando la cava-bodega situada en el sótano a la cual accedimos en un moderno ascensor. Una vez en la bodega visualizamos el bonito espectáculo de una cava acristalada con más de 800 referencias de caldos nacionales e internacionales ordenados y numerados. In situ y como aperitivo degustamos unas exquisitas anchoas del puerto cantábrico de Santoña que fueron preparadas de forma cuidada en el mismo O Retiro da Costiña y servidas en aceite de Quiroga atemperado al baño maría para que se impregne del aroma y sabor del bocarte. No falto el pan por recomendación de Manuel. Esto y una botella de champagne André Roger Grand Cr brut hicieron las delicias de los allí presentes.
Una vez en el amplio y distinguido comedor de piedra y vigas de madera, decorado en tonos blancos y crudos nos sentamos en una acogedora mesa mantelada en hilo, bien montada y con fina cristalería, vajilla y cubertería. Tras escuchar de voz del amable personal de sala el completo menú degustación de temporada echamos un curioso ojo a la carta, mas por curiosidad que por duda, pues teníamos claro desde el primer minuto que el merecido viaje desde La Coruña merecía un menú que nos hicieses despertar nuevas sentidos de placer a través de sensaciones, texturas y sabores actualizados. Los vinos elegidos para maridar con el suculento y apetitoso menú degustación fueron un blanco gallego de Emilio Rojo del Ribeiro y un tinto de Alión de la Ribera del Duero.
Para empezar una vieira maridada crujiente con reducción de verduras sobre una cama de verduras salteadas y crema de calabaza con un suave y fresco aroma que le daba la menta.
Continuando por una falsa empanda convertida a desestructurada de masa de maíz tostado y crujiente, con navaja y espárragos verdes trigueros.
Como plato otoñal el menú ofrecía boletus edulis con queso de cabra gratinado con salsa de uva de monastrel y sirope de arce.
La gran lonja de altura y la cocina gallega tuvo a su representante en la figura de la merluza pincho con crema de patata de Coristanco e hilo de pimentón dulce ahumado. Da gusto el punto que le dan al hervor.
El formidable vacuno gallego estuvo presente en la mesa en forma de lomo de vaca vieja braseada con una suculenta y apetitosa patata frita de Coristanco.
Del postre solo voy a decir que vale la pena hacer un viaje solo para degustar la magnífica y fina milhojas de mantequilla rellena de crema chantilly.
Los diversos cafés de cona y las copas las disfrutamos en el lujoso salón reservado, donde la cava de puros y las bebidas premium son los auténticos protagonistas.
Apuntar que conozco O Retiro da Costiña desde hace muchos años y lo he visitado en múltiples ocasione por lo cual en conclusión convengo que es un restaurante para disfrutarlo estilo slow food, con alto valor creativo, buen producto, aportes de modernidad, cuidada y amplia bodega, confortable y acogedor. Podría seguir contando un montón de cosas pero…¡Tenéis que conocerlo!
Fogón O Retiro Da Costiña
Formas de pago: admite tarjetas de cridto y debito
Dirección: Avenida Santiago, 12, 15840 Santa Comba, Galicia, España
Región: Galicia
Teléfono: 981 88 02 44
Días de cierre: Miercoles
Instalaciones: parking propio, cava-bodega subterranea, club de fumadores, terraza
Servicios
Estrellas Michelin estre otras distinciones
