Por Begoña Gándara

Desconozco las razones que han inspirado la denominación de este local, pero imagino, supongo, que dada su ubicación, prácticamente en medio de una de las zonas de tráfico más intenso, cuando no caótico, de la ciudad, como es la Plaza de Cuatro Caminos, la pretensión es sugerir un espacio de tranquilidad en medio de coches, autobuses y el gentío que genera la proximidad de un área comercial. Y puede decirse que, dentro de lo que es posible, esto es así: está semioculto entre la zona ajardinada y una especie de marquesina-mamotreto de hormigón donde se sitúa la parada del urbano, y los laterales, aprovechados como terrazas (que en verano resultan agradablemente frescas), están protegidos de tráfico y ruido por setos altos. Está construida básicamente con estructura metálica y cristal, que lo hace muy luminoso y da sensación de estar en medio de un jardín.

A nivel de la calle está la cafetería, muy concurrida, tanto de clientela ocasional como de habituales a la hora del aperitivo (o del café laboral), para la cañita vespertina con tapas de cocina, o para la copa y puro (esto tiene los días contados) viendo el partido de fútbol que sea menester. El restaurante está en una planta inferior, aunque tiene parte de iluminación natural (un interesante recurso constructivo), y es amplio y con una decoración agradable y sobria, sin pretensiones.

Ofrece una carta en la que la base son los buenos productos, tanto carnes como pescados (y alguna cosilla fuera de carta), cocinados de forma sencilla, más un puñado de entrantes clásicos (pulpo, almejas, empanada, croquetas, jamón, etc.) y postres caseros. La carta de vinos, básicamente Rioja, ribera del Duero y vinos gallegos.

Para los entrantes elegimos pulpo, un jamón de bellota con una pinta fantástica y mejor sabor, y empanada (a la que tuvieron a bien invitarnos). En los segundos, la decisión fue clara hacia los pescados, no en vano nos consta que tiene un proveedor de garantía. Así dimos cuenta de rapitos a la plancha, merluza a la romana (¿qué hay más clásico que esto?), meigas y merlucillas fritas, y  bacalao a la brasa, en generosas raciones, con la calidad esperada, y correctamente preparados, fundamental para apreciar las bondades del producto, sin disfraces ni artificios. Todo ello regado con un vino rioja Luis Cañas que no nos pareció nada mal (como se puede apreciar por la cantidad que figura en la factura). Pese a mi condición larpeira, no tomé postre, pero no me quedé sin probar tanto el puding de piña como el flan de café (caseros), muy sabrosos cualquiera de ellos.

Cabe también hablar de la buena y ágil atención recibida, inclusive diría que paciente, ya que hicimos larga sobremesa, con copas incluidas, sin que se apreciase  atisbo de contrariedad a pesar de la hora, resultando por todo ello una velada agradable.

Si se añade la moderación en el precio (véase la factura de nueve personas), se puede considerar un local a tener presente si se quiere elegir cocina sencilla pero con calidad.

Pulpo a feira
Jamon de Bellota
Rapitos
Rapitos
Ración de Merluza a la Romana
Ración de Merluza a la Romana
Cariocas
Cariocas
Meiga
Meiga
Bacalao
Flan de Café
Flan de Café
Puding Piña
Puding de Piña

 

Recomendaciones: Cualquier pescado, dentro o fuera de carta, no decepciona.

 

Ficha del restaurante Remanso 

Dirección: Avda. de Fernández Latorre, 70 – bajo, que es lo que el callejero marca; pero ubicándolo en la Plaza de Cuatro Caminos, frente a la emblemática fuente de celebración deportivista, no tiene pérdida posible.

Ciudad : A Coruña.

Región: Galicia.

Teléfono : 981 902015/981 152248.

Web: No tiene y pienso que seria interesante tenerla.

Correo electrónico: Lo desconozco.

Localización: Ver.

Instalaciones: Cafetería, terraza, restaurante.

Parking: Muy próximos el de La Palloza, el de la antigua Fábrica deTabacos, y los de El Corte Inglés y Centro Cuatro Caminos (teniendo en cuenta sus horarios).

Servicios: Cafetería; restaurante.

Precio : Por 30 a 35 euros se come bien.

Mejoras : La zona de cafetería (está muy desgastada), y el acceso al restaurante lo encuentro un poco angosto.