Por Ángel Cobreiro
Creo que no descubro ningún secreto si digo que las mejores cañas de cerveza de España se sirven en Madrid, por eso podría dar innumerables direcciones de cervecerías en dicha ciudad; pero hoy voy hablar de una en la que estuve el pasado sábado con mis buenos amigos Federico García Poncet y Santiago Togores. Esta cervecería de la que os voy hablar es la llamada “Santa Bárbara” situada en el nº 149 de la calle Alcalá y que hace esquina con el nº 70 de la calle Goya. Además del establecimiento antes identificado existen otros de la cadena Santa Bárbara en Madrid, tres en la capital (uno de ellos situado en una calle con nombre de un ilustre jurista – José Castán Tobeñas – que fue Presidente del Tribunal Supremo, Catedrático de Derecho Civil y autor de varias obras entre la que destaca la denominada “Derecho Civil Español Común y Foral», conocido no sólo por los estudiantes de derecho y opositores a judicaturas sino también porque Camilo José de Cela inmortalizó su nombre en “La Colmena«) .
Inserto por no aburriros con las direcciones la tarjeta de las Cervecerías Santa Bárbara en la donde figuran todos las direcciones postales y los números de teléfono.
El establecimiento de la C/ Alcalá tiene instalada terraza tanto delante de la fachada de dicha calle como delante de la fachada de la C/ Goya. La cerveza de presión que sirven es Mahou, pues no todo es perfecto, ya que para que así fuese tendrían que servir Estrella de Galicia. Coñas aparte hay que decir que la cerveza está muy bien tirada y el servicio es excelente, puesto que los camareros son amabilísimos y rápidos. La Cervecería tiene dos barras y como detalle curioso he de decir que no tiene taburetes. Se puede acompañar la caña con un marisco excelente, pudiendo comprobar su tamaño y frescura en un expositor que tiene al lado de la puerta de la C/ Alcalá y que está repleto de las más diversas y apetitosas especies, entre las que destaco los percebes, centollos, cigalas, langostinos, gambas, etc. Nosotros acompañamos las cañas con una ración de gambas cocidas de Huelva que eran excelentes, ¡que diferencia con las congeladas! que no saben a nada, y con unas patatas fritas por las que nos interesamos ya que nos supieron muy bien, indicándonos el camarero que se las servían de una freiduría artesanal.
El precio es asequible y como muestra de lo dicho adjunto el ticket